El modelo de la APA busca reconocer como un espacio importante lo local, donde lo cotidiano cobre valor porque es allí donde las personas (niños (as), mujeres, hombres, jóvenes adultos, mayores) conviven con sus realidades y conocen el porqué de ellas; sin embargo, para que los ciudadanos inicien un proceso de dar soluciones a los problemas planteados se requiere la puesta en práctica de algunas variables tales como, el conocimiento de esa realidad en que viven pero debe ser, más que un conocimiento, un empoderamiento.  Esto se puede lograr, entre muchas de sus formas, a través de la participación comunitaria, el compromiso y la responsabilidad, lo que permite una participación en la toma de decisiones y el desarrollo de liderazgo, así se podrá tener comunidades activas que exigen y proponen cambios.
Otra de las variables es la participación de los gobiernos locales, estos deben asumir cambios en las prácticas tradicionales contempladas en los regímenes municipales.  Por tanto, el poder centralizado y el protagonismo, limitan la acción comunal.  A la vez, las comunidades deben cambiar de actitud en su relación con estos, reconociendo un papel más activo, un intercambio de intereses donde la concertación, y el respeto mutuo sean el enlace del desarrollo.
También se debe analizar la conceptualización de salud, sus abordajes, escenarios y actores dentro del sistema o modelo de salud del país como al interior de las comunidades.  La salud debe ser conceptualizada y operacionalizada en términos positivos, de proyectos de calidad de vida, así como sus estrategias: la promoción y la prevención.  Bustamante (1990), en la Conferencia de Desarrollo de Enfermería en los Sistemas Locales de Salud en América Latina, Caracas, expresa: la disciplina de enfermería debe conceptualizar la función social de acuerdo con las nuevas políticas de salud y la respectiva implementación de los nuevos modelos de prestación de servicios de salud.
Se hace referencia a la disciplina de enfermería, en este caso, por el hecho importante de reconocer el logro de esta profesión en su participación relevante, para alcanzar la meta, Salud para Todos, apoyando muy positivamente los programas de APS; sin embargo, el éxito de la integración del concepto social en la salud, por parte de los actores tradicionales de este sector, dependerá del grado de transformación alcanzado por los sistemas o modelos de salud de los países.
En el caso de Costa Rica, el establecimiento de la estructura básica de los servicios de salud (EBAIS), donde la fundamentación ideológica y los principios rectores, fundamentan acciones de participación social, interdisciplinariedad, compromiso y autorresponsabilidad, nos replantean que los profesionales en salud tienen acciones en común y otras que son compartidas por otros actores.  Lo expuesto anteriormente nos lleva a reflexionar que la práctica en salud debe estar orientada a proteger, preservar y mejorar el bienestar de las comunidades.
Según Lynn Morgan, 1993: «La participación comunal es una metáfora para discutir la estructura de poder de la sociedad, si debería ajustarse cómo y quiénes deberían hacerlo.  Así los miembros de la comunidad deben ser incluidos en la planificación, en la toma de decisiones y en la evaluación de los programas.»
Lo anterior relaciona la oportunidad que tienen los miembros de las comunidades para alcanzar el desarrollo; no obstante, podemos partir de que las desigualdades sociales son la causa primaria de las enfermedades y la pobreza; por lo contrario, la salud es el productor de una mayor igualdad social. (Fuente//http://www.scielo.sa)

 Entonces el Modelo de atención en salud es un conjunto de políticas, sistemas, procesos e instrumentos institucionales que, operando coherentemente, garantizan una atención continua y de calidad, orientada a la promoción, prevención, recuperación y rehabilitación de la salud para los asegurados, sus familias y sus comunidades.

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